Cultura Política de Ocaña

Abstract

La soberanía escindida del Estado colombiano por su geografía ha permitido la perpetuación de desigualdad. Esto, desde una perspectiva política, explica cómo se diferencia el papel del Estado como garante de derechos y de inversión social y otra visión cuyas propiedades han sido exclusivamente el combate por el control del territorio, es decir, la expresión más básica del Estado a través de la fuerza pública. O’Donnell (1984) ha descrito esta teoría del Estado introduciendo la mirada sobre “legalidades perversas” o lo que él mismo denominó como “zonas marrones” dentro de un Estado. En otros términos, no es una desaparición total del órgano estatal, sino la expresión de otras formas de control del territorio a través de las mafias o de funcionarios que actúan discrecionalmente y que sustituyen la fuerza de lo que podríamos denominar “Estado central”. La mirada de O’Donnell explica las figuras asimétricas de control del Estado, un concepto que bien podría dar razón de la incapacidad que el Estado colombiano tiene de llegar a los territorios periféricos. La evidencia indica que la confianza ciudadana en el Estado es directamente proporcional a su presencia, y esto también podría cotejarse con los niveles del conflicto al mencionar la ecuación: a mayor Estado, menor conflicto.